Ahora, cuando aplicamos la sangre preciosa de Jesús, nuestra Pascua, habla en nuestro nombre. Jesús dice: "Mira, ahí está la sangre. Son de sangre compró." Satanás grita de rabia porque no puede tocar nuestro hogar. Él no puede tocar nuestros parientes. Él no puede tocar a esos niños cubiertos por la sangre. |
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