Todos tenemos situaciones en las que no vemos cómo van a funcionar. Hacemos nuestro mejor esfuerzo para encontrar una solución, pero hay algunas cosas que Dios no quiere que sepamos. Él tiene la solución, pero si te lo muestra en este momento, no tomaría ninguna fe. Si pudieras ver la provisión, la curación, el favor que Él va a traer, sería fácil de creer. La prueba llega cuando no tenemos las respuestas. Los pensamientos nos dicen: "¿Cómo vas a lograrlo después de jubilarte? ¿Qué pasa si tu salud no mejora?" A veces no hay una solución lógica. Cuanto más intentamos razonarlo, más nos desanimamos. De esto se trata la fe. No tiene que resolverlo y elaborar un plan. Tienes que estar cómodo sin saberlo.
Cuando Moisés condujo a los dos millones de israelitas de la esclavitud al desierto y hacia ...
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