Donde no hay visión, la gente abandona toda moderación y se vuelve loca. Vivimos en un mundo lleno de personas que parecen civilizadas, pero que se están volviendo locas. Los hombres de negocios que visten trajes de Armani, sin embargo, son adictos a la cocaína. Las madres con hijos que se beben en un estado de estupor con una botella, mientras sus hijos están ausentes en la escuela. Han quedado atrapados por el pecado porque no tienen una visión (revelación conocida) de Dios. Necesitan escuchar el evangelio. Ellos necesitan a Jesus. ¿Pero quién les dirá? Los medios de comunicación y Hollywood querrían convencernos de que son los llamados vagos callejeros o prostitutas los que recurren al alcohol o las drogas, pero ningún nivel socioeconómico está exento. |
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