El Espíritu del Señor cayó sobre los setenta ancianos que estaban con Moisés en el monte de Jehová, y cada uno de ellos empezó a profetizar. Este acto milagroso era un privilegio y se dio a los setenta como una señal, lo que demuestra que el brazo del Señor no era demasiado corto y que lo que Dios dijo que sucedería sería cumplida. Sin embargo, dos hombres, cuyos nombres eran Eldad y Medad, habían permanecido en la parte posterior en el campamento. Ellos fueron catalogados como los ancianos, pero no asistió a la reunión de culto en el monte. Sin embargo, el Espíritu del Señor descansó sobre y les permitió a profetizar como los setenta. Pero debido a su ausencia, Joshua encontraron esta ofensiva e ilegal. Pero la refutación de Moisés a la solicitud de Joshua, a hacer que se detengan, era que deseaba que todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre todos ellos (11: 28,29). Este fue el diseño original de Dios para hablar con todo su pueblo (Éxodo 20), pero se negaron. |
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